Han tenido que pasar trece años para que podamos ver de nuevo sobre el escenario de la plaza de Oriente al English National Ballet, y siete más (y van veinte) para que el público del Teatro Real pueda saborear la icónica historia de amor de Giselle.
Ahora, este clásico del ballet romántico cargado de traiciones, venganzas, fantasmas, muertes y amores no correspondidos –con su obligada escena de locura– llega de la mano de uno de los coreógrafos fetiche de la compañía: Akram Khan.
Empujado por el empeño de Tamara Rojo, directora artística desde 2012, en fortalecer con nuevas producciones el repertorio clásico de la institución, el artista de origen bangladesí ha reinventado un ballet que cuenta con la reorquestación de Vincenzo Lamagna y un equipo con infinidad de premios en su haber, desde los Tony (el iluminador Mark Henderson) hasta los Oscars (el escenógrafo y figurinista Tim Yip).